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Semblanza: Carlos Sandoval: Un académico sin corbata

Alina Rodríguez R. / alina.ror@gmail.com

 

El profesor Carlos Sandoval tiene una trayectoria como docente, investigador y agente cultural de cambio social. Crédito de la foto: David Bolaños.

 

Por su compromiso social, este profesor de la ECCC, premiado nacional e internacionalmente, es lo que Gramsci llama un intelectual orgánico: no sólo enseña e investiga sino que le da voz a quienes no la tienen.

El profesor Carlos Sandoval recuerda muy bien la pequeña tragedia que le ocurrió aquel lejano día de adolescencia cuando viajó en bus, desde la vieja metrópoli de Cartago hasta San Pedro de Montes de Oca, para matricularse en la universidad. Ese día, cuando el muchacho terminó sus trámites, revisó sus bolsillos y se dio cuenta de que no tenía el dinero suficiente para regresar a casa…

El joven Sandoval no tuvo más remedio que caminar, caminar y caminar hasta llegar a la construcción donde su padre trabajaba como obrero para pedirle los colones que le faltaban para completar el pasaje de regreso.

Treinta y tres años más tarde, aquel muchacho de 17 años de Paraíso de Cartago no necesita irse de San Pedro de Montes de Oca. Al igual que las personas retratadas en sus investigaciones, Sandoval es un migrante del campo a la ciudad, de la periferia a la capital. Y San Pedro se ha convertido en su capital personal: ahí ha vivido más tiempo que en ningún otro lugar.

En esta edición del boletín Flash queremos presentar una pequeña semblanza de Carlos Sandoval, uno de los intelectuales, teóricos y activistas más respetados de la Universidad de Costa Rica y que, orgullosamente, es profesor de nuestra Escuela de Ciencias de la Comunicación Colectiva.

Un joven veterano

A pesar de que las canas de su pelo y de su barba intenten contradecirlo, Sandoval apenas va a cumplir los 50 años. Creció en Paraíso de Cartago a mediados de los años 60 y se graduó de secundaria en medio de la crisis de los 80.

De esa época recuerda cómo su colegio si acaso lo preparó para el examen de admisión de la UCR, institución de la cual no sabía casi nada pero que con el paso del tiempo se ha convertido en su hogar académico.

¿Cuál es el contexto familiar en el que crece este conocido profesor de la ECCC?

Su padre era obrero de construcción y su madre enfermera. Cuenta orgulloso que ella fue una de las primeras mujeres en graduarse del colegio nocturno, en tiempos en que aquello era todo un tabú.

En la academia

Trabajar bajo una personalidad encubierta parece cosa de película. Sin embargo, Sandoval lo hizo cuando realizó la investigación de campo para su tesis de maestría, que tituló:  Sueños y sudores en la vida cotidiana. Trabajadores y trabajadoras de la maquila y la construcción en Costa Rica.

El estudio de campo lo realizó en Costa Rica pero la maestría formaba parte de sus estudios en México como estudiante del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Occidente (ITESO).

En 1993 la tesis de maestría de Sandoval fue escogida como la mejor de todo México. Crédito de la foto: David Bolaños.

 

“Trabajé seis meses en maquiladoras y proyectos de construcción. En una de las maquiladoras, la jefe de personal era como de mi edad, recién graduada de de psicología y me dijo ‘yo a usted lo he visto en la U, ¿qué anda haciendo usted aquí?’. Yo intenté convencerla de que me estaba confundiendo con otro,  pero ella me descubrió y  al final me despidieron”, recordó.

A pesar de este contratiempo continuó con el trabajo de recopilación de datos, análisis y escritura, que concluyó exitosamente. En 1993 su investigación fue declarada la mejor tesis de maestría de todo México.

Al laborar en la construcción –una idea inspirada por el trabajo de su padre-, Sandoval entró en contacto con un tema del cual se ha vuelto un experto, la migración.

“Más o menos un tercio de los compañeros eran salvadoreños que se habían quedado con la guerra, el otro tercio eran nicaragüenses recién llegados y los otros éramos ticos. Entonces eran discusiones muy interesantes porque los salvadoreños habían venido huyendo, y empezaba el principal flujo migratorio de Nicaragua en los años 90, por primera vez llegaban al Valle Central. Entonces yo enganché con el tema de las migraciones en esa construcción”, explicó.

Desde entonces ha desarrollado distintos trabajos, entre ellos su tesis de doctorado que se convirtió en un libro: Otros Amenazantes.

Algo interesante del trabajo de Sandoval es que no se ha centrado sólo en las aulas y la investigación sino que también tiene un fuerte componente de acción social. Por ejemplo, el premio que obtuvo por el libro Otros Amenazantes lo invirtió en un proyecto llamado Merienda y Zapatos, que ayuda a niños y jóvenes en riesgo de deserción escolar. Él mismo es uno de los encargados de dar clases a estos muchachos. Y, según cuenta satisfecho, algunos de ellos ya han podido entrar a la universidad.

Además, ha trabajado en un proyecto sobre la experiencia migratoria de mujeres en distintos países de América Latina. “Fue una experiencia muy interesante que me acercó mucho al tema de derechos, de ciudadanía… Tuvimos una experiencia muy intensa y también muy triste de presentar en contra de la Ley de Migración una acción de inconstitucionalidad, que fue acogida por la Sala IV pero la encontraron sin lugar”, recordó.

Afirma que los temas que conforman sus tres grandes ilusiones son esta iniciativa de mujeres migrantes, el proyecto Merienda y Zapatos y el trabajo Fuera de juego, un proyecto sobre el fútbol que realizó, según indica, en “un intento de salirme un poco del tema de migración”.

Fuera de la U

Sentado en el cubículo, donde alguna vez empezó como asistente de un profesor iraquí y ahora tiene su propia oficina, Carlos Sandoval habla sobre su vida y sus proyectos. De pronto una llamada entra a su celular de su esposa y algo acongojado me pide que sigamos después la entrevista. “Tengo que ir a hacer tareas”, explica sonriendo.

Sandoval tiene dos hijos, un niño de once y una niña de siete, que lo observan todos los días desde una fotografía de su escritorio. Dice vivir intensamente su faceta de padre y esto se observa mientras cuenta con alegría historias de la escuela de sus hijos.

En su faceta de ciudadano consciente, Sandoval es uno de los usuarios de bicicletas dentro del campus. Desde hace dos años, cuando su hija empezó a viajar en buseta y ya no tenía que ir a dejarla a la escuela, comenzó a usar este medio de transporte ecológico. “A veces llego a las reuniones con el casco en la mano”, cuenta, explicando que es su manera de hacer presión ante una universidad que se adapta lentamente al modelo amigable con el ambiente.

“Creo que algo que he estado aprendiendo, no en el sentido académico sino más bien vital, es sobre esta relación del ser humano y la naturaleza”, explica.

Por esto, y por la impresión que se llevó al visitar y conocer el Relleno Sanitario de la Carpio (“que no tiene nada ni de relleno ni de sanitario”) es que tiene también un proyecto agroecológico de clasificación de la basura en un lote que posee y a donde lleva todas las semanas los desechos de su casa.

Nuevos proyectos e ilusiones

A pesar de que su currículum y trayectoria parecen interminables, aún más larga es su lista de proyectos. En una libreta tiene apuntados sus “sueños y pesadillas”, para no olvidar ninguno.

Entre ellos están la implementación de un nuevo doctorado sobre América Central en coordinación con otras escuelas de la facultad de Ciencias Sociales, la idea de un observatorio de medios para que la escuela tenga más que decir sobre la oferta de los medios de comunicación así como la idea de regionalizar la carrera de Comunicación Colectiva.

Como investigador, por otro lado, tiene también nuevos trabajos e interrogantes.  Ha estado viajando a México por un nuevo proyecto sobre la migración de personas de Centroamérica y que espera publicar a finales de este año.

Actualmente coordina el Anuario de Estudios Centroamericanos, es director de varias tesis y trabaja como director de un libro sobre migración en América Central, que elabora en conjunto con investigadores de otros países.

Este profesor, querido y admirado por sus estudiantes quienes han creado una página de Facebook en su nombre y a quien le han dedicado parte de una de las camisetas de la Semana U, sostiene que dos interrogantes que lo mantienen reflexionando en estos días son “¿Hacia dónde va el capitalismo?”  y “¿Qué tipo de vida podemos esperar si somos cada vez más desiguales?”.

Parece que para obtener la respuesta a estas preguntas tendrá que, metafórica y literalmente, hacer lo mismo que hizo hace casi treinta y tres años cuando no tenía dinero para regresar a casa: caminar, caminar y caminar…