Comunidad: Eduardo Ulibarri: profesor de la ECCC en la ONU

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Comunidad: Eduardo Ulibarri: profesor de la ECCC en la ONU

CRÉDITO DE FOTO: Tomada de nacion.com

Eduardo Ulibarri, Representante Permanente de Costa Rica ante las Naciones Unidas en Nueva York, es graduado de nuestra Escuela y también profesor catedrático del área de Periodismo. Luego del logro que significó para nuestro país la aprobación en la ONU, a inicios del mes de abril, del tratado para regular el comercio de armas, lo contactamos con algunas preguntas sobre su papel en la negociación, los retos y, por supuesto, sobre su regreso a la ECCC.


¿Cuáles fueron los principales retos durante la negociación? 

Hubo tres retos principales.

El primero, definir con claridad nuestro marco de maniobra; es decir, en qué estaríamos dispuestos a ceder para atender las inquietudes de otros países y lograr su apoyo al tratado, pero sin poner en peligro los aspectos que considerábamos esenciales, y sobre los cuales no estábamos dispuestos a echar atrás.

El segundo, participar en la construcción de alianzas coyunturales que nos permitieran lograr el apoyo de  ciertos países para algunos temas, y de otros para temas diferentes. Sin embargo, siempre hubo un grupo central de aliados. En esencia, lo conformamos los países que somos conocidos como “coautores” del Tratado, porque fuimos los que presentamos la resolución original que inició el proceso en las Naciones Unidas (Argentina, Australia, Costa Rica, Finlandia, Japón, Kenia y el Reino Unido), más otros que, como México, Nigeria, Noruega y Trinidad Tobago, también tuvieron una participación muy activa y comprometida. Debo destacar, además, que la mayoría de los países de África, América Latina, el Caribe y Europa siempre estuvieron, con diferencias en matices, muy comprometidos con el Tratado.

El tercer reto fue diseñar un “plan B”, de modo que, si no se podía lograr un acuerdo por consenso en la Conferencia Diplomática, pudiera activarse de inmediato otra vía para lograr la aprobación del texto. Gracias a la existencia de este plan fue que, cuando Corea del Norte, Irán y Siria bloquearon el consenso el jueves 28 de marzo, ya estábamos listos para solicitar que el texto final del Tratado, producto de las negociaciones, se sometiera a votación de la Asamblea General de la ONU.  La votación se celebró el martes siguiente y logramos un triunfo contundente.

¿En qué medida su bagaje profesional, como periodista, como exdirector de un medio, como docente, le ayudó a lograr este triunfo en su representación del país?

Desde que asumí el cargo de Representante Permanente de Costa Rica ante las Naciones Unidas, me di cuenta de que mi bagaje profesional (como periodista, ex director y docente) me otorgaba grandes ventajas, que compensaron con creces mi falta de experiencia diplomática. Entre ellas están  “conectar” rápidamente con los temas y añadir a la visión desde la ONU otra más externa; percibir, jerarquizar y analizar retos y opciones con un sentido integral; reaccionar con rapidez ante lo inesperado; articular y comunicar posiciones a partir del instrumental estilístico y estructural que se desarrolla desde el periodismo y la cátedra; tener una mayor capacidad de distanciamiento para valorar opciones; facilitar el trabajo en grupo,  y tener un universo de referencias que, a menudo, me han permitido “salirme de la caja” del pensamiento usual en la Organización y plantear posiciones más novedosas. Todo esto fue de gran utilidad en el proceso hacia el Tratado sobre el Comercio de Armas y, por supuesto, durante los momentos más complejos de la negociación.

¿En qué se ha enfocado su trabajo luego del voto (en relación con el tratado y más allá)?

El trabajo de un Representante Permanente y de una Misión ante la ONU, sobre todo cuando es pequeña, como la nuestra, siempre debe enfocarse en más de un tema, pero con claro sentido de prioridades y jerarquización. En este sentido, se asemeja un poco a la dirección de un medio periodístico, con la que también comparte la necesidad de trabajar en equipo, delegar y estimular la iniciativa de los colaboradores. Por ejemplo, durante las negociaciones del Tratado, en las que me sumergí directamente junto a una de nuestras funcionarias diplomáticas y los delegados que llegaron desde San José, la Misión siguió trabajando en muchos otros temas; entre ellos desarrollo sostenible, derechos humanos, presupuestos de la Organización y estado de derecho, además de la gran cantidad de contactos que siempre debemos mantener activos. Con posterioridad al Tratado, mi atención ha estado más volcada a negociaciones sobre el proceso de fortalecimiento de los órganos de tratados de derechos humanos, la llamada “agenda de desarrollo post 2015” y la entrega de la presidencia del Comité de Información de la ONU, que ejercí por dos años.

Sin duda alguna, su experiencia en la ONU enriquecerá su práctica docente cuando regrese a la ECCC. ¿En qué le gustaría concentrarse a su regreso a la Escuela?

Efectivamente, esta experiencia ha constituido un aprendizaje muy estimulante e intenso, además de desafiante. Sin duda ha enriquecido, y sigue enriqueciendo, mis dimensiones profesionales, académicas y humanas. Espero que, entre otras cosas, ayude a hacer de mí un mejor docente. Todavía no he pensado sistemáticamente en qué me gustaría concentrarme a mi regreso a la Escuela; sin embargo, he valorado la idea de desarrollar algunos seminarios sobre agenda internacional multilateral y su vinculación con las comunicaciones. Es algo en lo que tengo que trabajar más en detalle y, por supuesto, verlo en el contexto del nuevo plan de estudios y las necesidades de los estudiantes y la propia Escuela.

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